sábado, 5 de abril de 2014

Laboracinema presenta: Fist

F.I.S.T.

F.I.S.T. (Símbolo de fuerza) es una película dirigida por Norman Jewison en 1978. Este director es responsable también de títulos como: El rey del juego (1965), En el calor de la noche (1967), El caso de Thomas Crown (1968), El violinista en el tejado (1971) o Jesucristo Superstar (1973). La película cuenta con un guión de Joe Eszterhas y Sylvester Stallone, basado en una historia de Joe Eszterhas. Este guionista también se encargó de escribir los guiones de películas como: Al filo de la sospecha (1982), La caja de música (1989), o Instinto básico (1992).

De la música se encargó Bill Conti y el responsable de la fotografía fue László Kovács.
Un joven Sylvester Stallone encabeza el reparto y está acompañado por el veterano Rod Steiger, y por Peter Boyle, Melinda Dillon, David Huffman, Kevin Conway, Tony Lo Bianco, Cassie Yates, Peter Donat, John Lehne, Henry Wilcoxon, y Richard Herd.       
La película contó con un presupuesto de unos 11 millones de dólares y se rodó en varias ciudades de Inglaterra y Estados Unidos entre junio y agosto de 1977. La acción transcurre en Cleveland en 1937, donde los trabajadores tienen muy malas condiciones laborales y reciben, con frecuencia, un trato vejatorio.

John Kovac, al que da vida Stallone, es un honrado trabajador de origen húngaro, que se esfuerza al máximo para conseguir el sueño americano. Es un joven muy popular que siempre procura ayudar a sus compañeros y que quiere conseguir mejores condiciones laborales para todos. Después de llevar años aguantando injusticias y unas terribles condiciones laborales, se decide a asumir la responsabilidad de animar a los trabajadores del transporte en camiones a que se sindiquen, pues la unión hace la fuerza. Pero los empresarios responden con violencia y se producen muertes entre los trabajadores. Es entonces cuando el joven idealista decide responder con la misma moneda: “ojo por ojo y diente por diente” y se alía con unos mafiosos, desoyendo las recomendaciones de su mejor amigo y compañero de sindicato.

En una de las primeras escenas de la película se ve a un hombre descargando un camión, al que con malos modos se le obliga a transportar más cajas de las que puede, y cuando se le caen al suelo, además de llevarse una bronca de aquí te espero, le dicen que habrá de pagar el género estropeado. “No queremos malnacidos, cerdos ni gandules”.

Ante estos tratos tan abusivos protestan tirando al suelo cajas de mercancía, al tiempo que piden hablar con el jefe para mejorar sus condiciones. Un jefe acaba recibiéndolos y John, como cabecilla, y representando al grupo, pone sobre la mesa varias exigencias:

-       El capataz no podrá despedir a nadie sin el consentimiento del jefe,
-       Los trabajadores no tendrán que pagar la mercancía estropeada.
-       Les pagarán las horas extra.

El jefe acepta las dos primeras condiciones y dice que la segunda la negociará con sus superiores. Los obreros están contentos y van a celebrarlo, pero al día siguiente, cuando vuelven al trabajo, se encuentran con la desagradable sorpresa de que están despedidos.

El presidente del sindicato anima a John a que se convierta en reclutador de sindicalistas, diciéndole que tiene don de gentes, que los trabajadores le escuchan, que tiene madera de líder. Tendrá coche, despacho y una comisión por cada afiliado en la Federación Interestatal de Transportistas. Anima a su mejor amigo para que le ayude, y aunque éste, hombre bueno y prudente, no está muy convencido con lo de ir a comisión, y preferiría un sueldo fijo, acaba aceptando, y será siempre la voz de la conciencia de Kovac.
Empiezan con ilusión pero las cosas no son fáciles, la mayoría de los camioneros no quieren afiliarse al sindicato, e incluso comentan: “No saben donde se están metiendo”. Pero no se rinden y convocan una reunión en el sótano de una Iglesia, con muy poco éxito y donde, además, les acaban pinchando las ruedas del coche.

Uno le pregunta: “¿No será que sólo queréis recaudar dinero? A lo que Kovac responde con convicción: “Queremos mejorar las condiciones de los trabajadores. Si os unís seremos fuertes”. El joven sindicalista tiene muy claro eso de que la unión hace la fuerza, y así intenta transmitírselo a todos. Juntos podrán conseguir mejoras salariales, mejores condiciones de trabajo. La reunión, la asamblea, la sindicación y la huelga son sus herramientas.

El filme nos mostrará el meteórico ascenso de Kovac en el sindicato, pero como en muchas películas, tras el ascenso viene la caída, aunque en esta película la caída será amortiguada por la redención del personaje que en su ascenso cada vez utilizó métodos más violentos y extremos. En un principio recomendaba la sindicación, posteriormente obligaba a ella incluso a aquellos que no lo deseaban llegando a amedrentarlos con amenazas y agresiones a ellos o a sus familias, utilizando métodos verdaderamente mafiosos.

Ya no se conforma con ser miembro destacado del sindicato, quiere presidirlo, pero el presidente actual no desea ceder su puesto, que ocupa desde hace años. Kovac descubre que es un sindicalista corrupto, que se ha enriquecido a expensas del sindicato (sobre esto conocemos unos cuantos casos en España), pero en lugar de denunciarlo como le sugiere su mejor amigo, ve la forma perfecta de medrar. El actual presidente dimitirá por considerarse ya mayor y será quien se encargue de recomendar a Kovac para el puesto de presidente, quien se encuentra con pleno poder y con el apoyo de la mafia.
           
Las cosas se le empiezan a torcer al ambicioso sindicalista cuando un senador comienza a investigar las posibles conexiones entre el sindicato que lidera Kovac y la mafia, y es aquí donde empieza la caída del personaje al que da vida Stallone, que de joven idealista se ha convertido en hombre manipulador y con pocos escrupulos.

Lo cierto es que el séptimo arte se ha hecho eco de la lucha obrera y el movimiento sindical en múltiples ocasiones, a veces de forma anecdótica y otras veces como tema principal como en esta película. Ya en el cine mudo contamos con ejemplos como: “La huelga”, dirigida por Sergei M. Eisenstein en 1924, que se desarrolla durante la Rusia de los zares. La película muestra a los obreros descontentos de una gran empresa que, tras reunirse, deciden ir a la huelga. El director informa a los responsables políticos que deciden impedir la huelga a cualquier precio. Las escenas finales que muestran la represión de la huelga son de gran violencia y crudeza. Violencia que también puede verse en FIST. De hecho en las carátulas de la película se suele representar al protagonista y sus hombres armados con bates dispuestos a la batalla.

Al ver FIST recordé una película espléndida de Elia Kazan protagonizada por el genial Marlon Brando: La ley del silencio (1954), que muestra a unos estibadores de los muelles neoyorquinos enfrentándose a la mafia sindical.

En 1969 contamos con dos títulos interesantes, uno de origen italiano; Metello (Mauro Bolognini), y otro de nacionalidad británica: Odio en las entrañas (Martin Ritt). Esta última película se desarrolla en 1876 y cuenta la historia de unos mineros galeses e irlandeses que trabajan en condiciones terribles en Estados Unidos, deciden formar un sindicato para mejorar sus condiciones, y son perseguidos por la policía. 10 años después este mismo director dirigió a Sally Field en el papel protagonista de Norma Rae, filme basado en hechos reales, mostrando con una visión optimista, a una mujer reivindicativa, que pasa de ser una operaria de una fábrica textil a una líder sindical. También John Kovac pasa de obrero a líder, con la convicción de que las condiciones laborales se pueden mejorar si todos se unen, aunque él no siempre elige el camino más recto y adecuado.
En 1978 Paul Schrader dirigió Blue Collar que habla de la corrupción dentro del sindicato, aspecto que también es tratado en la película que hoy nos ocupa. El presidente del Sindicato Interestatal de transportes (F.I.S.T.), ha aprovechado su posición en el sindicato, y los fondos del mismo para hacer negocio y sacar provecho, y gracias a eso ha amasado una importante fortuna, que por medios legales nunca habrían conseguido. Sin embargo, Kovac, en lugar de denunciarlo, utiliza esta información para presionarlo para que no se presente a una nueva reelección y le recomiende a él. De este modo consigue el tan ansiado poder.
Seguro que a más de uno estas corruptelas les recuerdan otras que leemos con frecuencia en la prensa sobre algún que otro sindicalista al que le han encontrado un buen puñado de millones de euros bajo el colchón, así como 16 viviendas de su propiedad. Y los sindicatos españoles no parece que estén muy por la labor de la transparencia, y quieren seguir cobrando sustanciosas subvenciones, y no mantenerse únicamente de las cuotas de sus afiliados. Creo que se imponen cambios y sobre todo mucha transparencia, a los ciudadanos nos interesa saber cómo se gestionan nuestros impuestos.
Pero volviendo a la película que estamos comentando, decir que, al parecer, F.I.S.T. se inspira en la biografía del sindicalista James Hoffa, nacido el 14 de febrero de 1913, al que en 1957 eligieron presidente de la Hermandad Internacional de Camioneros, y que estuvo estrechamente ligado a la Cosa Nostra. Lo cierto es que Kovac recuerda mucho a este personaje real, que ganó notoriedad por sus métodos violentos, y que fue investigado por el senado de los Estados Unidos por la corrupción en el sindicato que lideraba, y fue condenado por intento de fraude y conspiración. Ingresó en la cárcel en 1967 pero salió libre en 1971. Intentó sin éxito recuperar su poder en el sindicato y poco después desapareció sin dejar rastro, lo cual suscitó todo tipo de historias y rumores. Su cuerpo nunca apareció.
 Kovac en un principio tiene muy buenas intenciones, pero finalmente se apoya en un grupo de mafiosos, pensando que es la única forma de ser fuertes, de tener apoyo frente a la violencia con la que los reprimen y que ya se ha llevado al cementerio a alguno de sus hombres. Le prometen apoyo, pero el apoyo no es gratis, le piden cosas a cambio. Al protagonista tal vez le parezca razonable pues eso le va a llevar a conseguir los objetivos del sindicato, pero eso significa aceptar la frase de Maquiavelo de que “El fin justifica los medios”, medios a veces muy violentos, y muy poco recomendables.

La próxima película que comentaremos será El último magnate con Robert de Niro, que muestra la forma de trabajo en un Estudio de Cine de los años 30. Próximamente hablaremos también de los oficios de Charlot y de la película Filadelfia en la que se aborda el despido improcedente. Creo que es una buena oferta para el verano.

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